sábado, 13 de diciembre de 2008

[MARCAPÁGINAS 10] "La caverna", José Saramago

"Había alcanzado el final de la gruta. Bajó el foco de la linterna para cerciorarse de la firmeza del suelo, dio dos pasos e iba a la mitad del tercero cuando la rodilla derecha chochó con algo duro que le hizo soltar un gemido. Con el choque la luz osciló, ante sus ojos surgió, durante un instante, lo que parecía un banco de piedra, y luego, en el instante siguiente, alineados, unos bultos mal definidos aparecieron y desaparecieron. Un violento temblor sacudió los miembros de Cipriano Algor, su coraje flaqueó como una cuerda a la que se le estuvieran rompiendo los últimos hilos, pero en su interior oyó un grito que lo obligaba, Recuerda, aunque tengas que morir. La luz trémula de la linterna barrió despacio la piedra blanca, tocó levemente unos paños oscuros, otros cinco cuerpos igualmente sentados, erectos todos como si un espigón de hierro les hubiese entrado por el cráneco y los mantuviese atornillados a la piedra. La pared lisa del fondo de la gruta estaba a diez palmos de las órbitas hundidas, donde los globos oculares habrían sido reducidos a un grano de polvo. Qué es esto, murmuró Cipriano Algor, qué pesadilla es esta, quiénes eran estas personas.
...
¿Qué hay abajo?, volvió a preguntar Marta después de haberse sentado. Abajo hay seis personas muertas, tres hombres y tres mujeres, No me sorprende, era exactamente lo que pensaba, que se trataría de restos humanos, sucede con frecuencia en las excavaciones, lo que no comprendo es por qué todos estos misterios, tanto secreto, tanta vigilancia, los huesos no huyen y no creo que robarlos mereciese el trabajo que daría, Si hubieses bajado conmigo comprenderías, todavía estás a tiempo de ir allí, Deje esas ideas, No es fácil dejar esas ideas después de haber visto lo que he visto. Qué ha visto, quiénes son esas personas, Esas personas somos nosotros, dijo Cipriano Algor, Qué quiere decir, Que somo nosotros, yo, tú, Marcial, el Centro todo, probablemente el mundo."

"La Caverna", José Saramago, 2000.
Alfaguara, 2000.

sábado, 29 de noviembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 9] "Vagabundo continuo", Vicente Aleixandre.

"Hemos andado despacio, sin acabar nunca.
Salimos una madrugada, hace mucho, oh sí, hace muchísimo.
Hemos andado caminos, estepas, trochas, llanazos.
Las sienes grises avanzan azotadas por vientos largos. Los
[cabellos enredados en el polvo, en espinas, en ramas
[a veces en flores.
Oímos el bramar de las fieras, en las noches, cuando
[dormíamos junto al fuego serenador.
Y en los amaneceres goteantes oímos a los pájaros gritadores.
Y vimos gruesas serpientes dibujar su pregunta,
[arrastrándose sobre el polvo.
Y la larga y lejana respuesta de la manada de los elefantes.
Búfalos y bisontes, anchos, estúpidos hipopótamos,
[coriáceos caimanes, débiles colibríes.
Y las enormes cataratas donde un cuerpo humano
[caería como una hoja.
Y el orear de una brisa increíble.
Y el cuchillo en la selva, y los blancos colmillos, y la enorme
[avenida de las fieras y de sus víctimas
[huyendo de las enllamecidas devastaciones.

Y hemos llegado al poblado. Negros o blancos, tristes.
[Hombres, mujeres.
Niños como una pluma. Una plumilla oscura, un gemido
[quizá una sombra, algún junco.
Y una penumbra grande, redonda, en el cielo, sobre
[las chozas. Y el brujo. Y sus dientes de huero.

Y el tam-tam en la oscuridad. Y la llama, y el canto.
[Oh, ¿quién se queja?
No es la selva la que se queja. Son sólo sombras,
[son hombres.
Es una vasta criatura sólo, olvidada, desnuda.
Es un inmenso niño de oscuridad que yo he visto,
[y temblado.

Y luego seguir. La salida, la estepa. Otro cielo,
[otros climas.

Hombre de caminar que en tus ojos lo llevas.
Hombre que de madrugada, hace mucho, hace casi infinito, saliste.
Adelantaste tu pie, pie primero, pie desnudo. ¿Te
[acuerdas?
Y, ahora un momento inmóvil, parece que rememoras.
[Mas sigue…"

"Vagabundo continuo", Vicente Aleixandre.
Incluido en "Historia del corazón", 1954.

lunes, 17 de noviembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 8] "Cosmópolis", Don Delillo

“Al otro lado de la Sexta Avenida el automóvil avanzaba despacio a la altura de la agencia de cambio y bolsa de la esquina. Se veían los cubículos expuestos en la planta calle, hombres y mujeres atentos a las pantallas, y le embargó la seguridad de sus circunstancias, la rapidez, la implicación de todo ello, su envolvente crecimiento embrionario, secreto, interno, animado. Pensó en las personas que antaño visitaban su página web, en los tiempos en los que se dedicaba a las previsiones de mercado, cuando la previsión era poder en estado puro, cuando daba pistas sobre los activos de una empresa de tecnología o daba su bendición a un sector entero, y automáticamente causaba una duplicación en el precio de las acciones y un desplazamiento de varias cosmovisiones, cuando efectivamente estaba escribiendo páginas de la historia, antes de que la historia se tornara monótona y baboseo, antes de ceder a su afán de encontrar algo más puro, técnicas de registro que predijeran movimientos del dinero mismo. Comerció con divisas de toda suerte de entidades territoriales, nacionales modernas y democráticas, polvorientos sultanatos, paranoicas repúblicas populares, estados en rebeldía, en el culo del mundo, al mando de unos cuantos chavales pasados de rosca.

En aquello había encontrado belleza y la precisión, ritmos ocultos en las fluctuaciones de una divisa determinada.”


"Cosmópolis", Don Delillo, 2003.
Seix Barral, 2005.

domingo, 9 de noviembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 7] "Los justos", Jorge Luís Borges"

"Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.

El que descubre con placer una etimología.

Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.

El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.

El que acaricia a un animal dormido.

El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."


"Los justos", Jorge Luís Borges.
Incluida en el poemario "La Cifra", 1981.

lunes, 27 de octubre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 6] "El corazón de las tinieblas", Joseph Conrad

Cuando era pequeño tenía pasión por los mapas. Me pasaba horas y horas mirando Sudamérica, o África, o Australia, y me perdía en todo el esplendor de la exploración. En aquellos tiempos había muchos espacios en la tierra, y cuando veía uno que parecía particularmente tentador en el mapa (¿y cuál no lo parece?) ponía mi dedo sobre él y decía: “Cuando sea mayor iré allí”.

"El corazón de las tinieblas", Joseph Conrad, 1902
Alianza Editorial, 2003

sábado, 11 de octubre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 5] "La maravillosa vida breve de Óscar Wao", Junot Díaz

"Dicen que primero vino de África, en los gritos de los esclavos; que fue la perdición de los taínos, apenas un susurro mientras un mundo se extinguía y otro despuntaba; que fue un demonio que irrumpió en la Creación a través del portal de pesadillas que se abrió en las Antillas. Fukú americanus, mejor conocido como fukú -en términos generales, una maldición o condena de algún tipo: en particular, la Maldición y Condena del Nuevo Mundo. También denominado fukú del Almirante, porque El Almirante fue su partero principal y un de sus principales víctimas europeas. A pesar de haber <> el Nuevo Mundo. El Almirante murió desgraciado y sifilítico, oyendo (dique) voces divinas. En Santo Domingo, la Tierra Que Él Más Amó (la que Óscar, al final, llamaría el Punto Cero del Nuevo Mundo), el propio nombre del Almirante ha llegado a ser sinónimo de las dos clases de fukú, pequeño y grande. Pronunciar su nombre en voz alta u oírlo es invitar a la calamidad, a que caiga sobre la cabeza de uno o uno de los suyos.

Cualquiera que sea su nombre o procedencia, se creq eu fue la llegada de los europeos a La Española lo que desencadenó el fukú en el mundo, y desde ese momento todo se ha vuelto una tremenda cagada. Puede que Santo Domingo sea el Kilómetro Cero del fukú, su puerto de entrada, pero todos nostoros somos sus hijos, nos demos cuenta o no."

"La maravillosa vida breve de Óscar Wao"
Junot Díaz
Mondadori, 2008

sábado, 27 de septiembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 3] "El simple arte de escribir", Raymond Chandler

Carta a Leonard Rusell,
director literario de The Sunday Times en Londres,
29 de diciembre de 1954

"Su carta del 15 de diciembre me llega apenas ahora, siendo lo correo lo que es en la época de Navidad. He recibido mucha simpatía y amabilidad y muchas cartas, pero la suya es algo único en tanto habla de la belleza que se pierde antes de consolarme con la vida comparativamente inútil que sigue. Ella fue todo lo que usted dice y más. Fue el latido de mi corazón durante treinta años. Fue la música oída apenas en el borde del sonido. Mi gran pesar, ahora inútil, es no haber escrito nada realmente digno de su atención, ningún libro que pudiera dedicarle. Lo planeé. Lo pensé, pero nunca lo escribí. Quizá no podría haberlo escrito."

"El simple arte de escribir. Cartas y ensaños escogidos".
Raymond Chandler, 2000.
Emecé, 2004

sábado, 20 de septiembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 2] "Corre, Conejo", John Updike

"Quiere dirigirse al sur, abajo, más abajo del mapa, hacia los naranjales, los ríos humeantes y las mujeres descalzas. Parece bastante sencillo, conduces durante toda la noche, sigues corriendo al amanecer y durante toda la mañana y a mediodía aparcas en una playa, te descalzas y te echas a dormir junto al Golfo de México. Despiertas con las estrellas en el cielo perfectamente espaciadas y te sientes de maravilla."

"Corre, Conejo", John Updike, 1960
Tusquets, 1990.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 1] "Estambul", Orham Pamuk

"Ni si me pasaba por la cabeza irme de Estambul. Y no porque la ciudad me encantara ni porque la amara consciente o apasionadamente, sino porque soy una persona que, por instinto, abandona a duras penas sus costumbres y los lugares en los que vive y especialmente perezosa a la hora de cambiar de espacio, de entorno, casa o barrio. Ya por aquellos tiempos empecé a descubrir que yo era alguien que podría vivir siglos vistiendo y comiendo todos los días lo mismo sin aburrirse mientras pudiera forjarme fantasías salvajes."

"Estambul", Orham Pamuk. 2003.

domingo, 7 de septiembre de 2008

[MARCAPÁGINAS. 0]

"El Marcapáginas" era el nombre con el que bauticé a una sección dedicada a la lectura en "La Ventana de Lorca".
A partir de ahora será también una selección on line de lecturas encontradas y recomendables, de libros y escritores, de momentos estelares de la literatura.