jueves, 19 de noviembre de 2009

[MARCAPÁGINAS 20] "Vida y destino", Vasili Grossman

"Y ahí estaba, una mujer vieja ahora; vive esperando el bien, cree, teme el mal, llena de angustias por los que viven, también por los que están muertos; ahí está, mirando las ruinas de su casa, admirando el cielo de primavera sin saber que lo está admirando, preguntándose por qué el futuro de los que ama es tan oscuro y sus vidas están llenas de errores, sin darse cuenta de que precisamente esa confusión, esa niebla y ese dolor aportan la respuesta, la claridad, la esperanza, sin darse cuenta de que en lo más profundo de su alma ya conoce el significado de la vida que le ha tocado vivir, a ella y a los suyos. Y aunque ninguno de ellos pueda decir qué les espera, aunque sepan que en una época tan terrible el ser humano ya no es forjador de su propia felicidad y que sólo el destino tiene poder de indultar y castigar, de ensalzar en la gloria y hundir en la miseria, de convertir a un hombre en polvo de un campo penitenciario, sin embargo ni el destino ni la historia ni la ira del Estado ni la gloria ni la infamia de la batalla tienen poder para transformar a los que llevan por nombre seres humanos. Fuera lo que fuese lo que les depara el futuro -la fama por su trabajo o soledad, la miseria y la desesperación, la muerte y la ejecución-, ellos vivirían como seres humanos y morirían como seres humanos, y lo mismo para aquellos que ya han muerto; y sólo en eso consiste la victoria y amarga eterna del hombre sobre las fuerzas grandiosas e inhumanas que hubo y habrá en el mundo".

"Vida y destino", Vasili Grossman.
Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2007.


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